La labor del Coach será guiar al coacheado para que descubra qué es lo que realmente quiere, y por qué aún no lo tiene, tanto a nivel de su desempeño como de su satisfacción al realizarlo. La idea no es quedarnos en conocer la causa, sino utilizar esa información como plataforma para la pregunta que guiará gran parte del proceso, que es el “cómo” trascenderse en busca del estado deseado y entonces acompañarlo hasta alcanzarlo.
En otras palabras, si tuviéramos que explicar una de las más grandes aportaciones que un proceso de Coaching puede darle a tu vida, se puede entender en la siguiente gráfica. Lo que se ilustra es que normalmente cada uno de nosotros vivimos nuestra vida con un determinado nivel o calidad de significados, en nuestro “mundo interno”, que van desde los más tóxicos y vacíos, hasta los más ricos y empoderadores. Por otro lado, cada uno de nosotros se comporta también con cierto nivel de desempeño, en el “mundo externo”, que va desde lo más incompetente hasta la verdadera maestría.
Por ejemplo, el Director General de una empresa puede tener un buen desempeño para demostrarle al mundo que no es un fracasado (significado pobre) o para hacer un aporte profundo a su país, a su familia y a su desarrollo personal (significado empoderador).
Entonces en este sentido, los aportes del proceso de Coaching son dos.